¡Cuántas bendiciones anhelamos para nuestros hijos! Cuando nos convertimos en padres nos invade un temor tan grande por ellos. Lo único que le pedimos al Señor es que los cuide y los bendiga. El problema es que queremos la bendición de Dios para nuestros hijos; pero no queremos mostrarles a Dios.
Muchos padres jóvenes se dan el lujo de dejar a Dios de lado en su vida y en su familia, cuando los hijos son pequeños no hay grandes conflictos y por eso "Dios no es importante" excepto cuando se enferman. Ahí sí que le pedimos a Dios un millón de milagros y le hacemos cientos de promesas que nunca vamos a cumplir.
Muchos padres jóvenes se dan el lujo de dejar a Dios de lado en su vida y en su familia, cuando los hijos son pequeños no hay grandes conflictos y por eso "Dios no es importante" excepto cuando se enferman. Ahí sí que le pedimos a Dios un millón de milagros y le hacemos cientos de promesas que nunca vamos a cumplir.
Para muchos padres jóvenes da igual ir a la iglesia un domingo o ir con sus hijos al estadio, a la playa, al cine o simplemente quedarse un tiempo "en familia" en casa. Y de esta manera les estamos enseñando a nuestros hijos que Dios NO ES IMPORTANTE EN NUESTRA FAMILIA. Pero hay que pedirle que nos bendiga... Me imagino que eso debe hacer un cortocircuito en la mente de los niños. ¿Cómo es que alguien que no es importante para nosotros puede concedernos tanto?
Para muchos padres Dios comienza a existir o a ser relevante cuando sus hijos entran en la adolescencia. Porque es aquí donde aparecen temas como drogas, rebeldía, sexo, bajas calificaciones, etc. Y es ahí donde comienzan a pedir oración, a visitar más seguido la célula y la iglesia. Y peor aún, comienzan a obligar a sus hijos adolescentes a ir a una iglesia a buscar de un Dios que ellos como padres NUNCA DIERON PRIORIDAD.
Se dice que la mejor herencia que los padres podemos dejar a nuestros hijos es la educación. Y yo creo que es una buena herencia; pero LA MEJOR HERENCIA QUE PODEMOS DEJARLE A NUESTROS HIJOS ES A DIOS EN SU CAMINO. Y digo porque:
- Si les dejamos educación pueden tener títulos; pero sólo Dios abre las puertas.
- Si les dejamos dinero, pueden alcanzar bienestar; pero sólo Dios nos orienta a ser buenos administradores para que el dinero no sea un amo y un factor de perdición.
- Si no les dejamos nada, Dios es el proveedor de TODAS LAS COSAS.
Sólo Dios puede darle a nuestros hijos todo lo que nosotros como padres no podemos darles. Si les dejamos a Dios en sus vidas ellos podrán tener consuelo en el día de la tristeza; tendrán auxilio en el día de la prueba; tendrán provisión en el día de la escasez; tendrán paz en el día de la tribulación; tendrán sanidad en el día de la enfermedad y tendrán salvación en el día de su muerte. ¿Acaso hay algo mejor para heredar?
Si realmente quieres lo mejor para tus hijos, muéstrales a Dios en tu vida. No los lleves a la iglesia esperando que "alguien" les dé un buen ejemplo o que "alguien" les enseñe a amar a Dios porque esa es tu responsabilidad.
No porque sean pequeños significa que no entienden. Desde ya tus hijos saben quien es importante en la familia. Si saben que hay una tía a la que nunca visitas, saben que no te gusta ir a la casa de los abuelitos... ¿Tú crees que no saben si Dios es alguien importante en tu vida? Entre más pequeños estén para que les enseñes a amar a Dios será mejor.
No esperes que llegue la adolescencia o los días de rebeldía de tus hijos para buscar ayuda. Asegúrate desde ahora que tu hijo teniendo a Dios como prioridad en su vida tendrá la fortaleza para decir no a las drogas. Asegúrate desde ya que tu hija amará más a Dios que a cualquier vago que se aparezca en su camino pidiéndole su cuerpo.
Y de la única manera que puedes mostrarles a Dios en tu vida es amando a Dios más que tu hobby, más que tus vacaciones, más que tu cansancio, más que tu trabajo, más que a ti mismo. Es diciendo a tus hijos "Dios es primero"... No sólo con palabras sino con hechos. Cuando oras en casa agradeciendo por los alimentos; cuando les lees la Palabra antes de dormir; cuando la música que se escucha en casa honra a Dios; cuando mis palabras honran a Dios; cuando en mi tiempo Dios y su servicio es prioridad; cuando en la iglesia me ven cantar con la misma alegría he lo hago en casa. Cuando al Dios que al que adoramos como familia el domingo, es el mismo que adoramos en casa y no es un desconocido.
Me da tanta tristeza escuchar a padres jóvenes decir: "Yo no sirvo a Dios o no voy a la iglesia porque tengo hijos pequeños" como si sus hijos fueran un problema. Cuando escucho esto me parece que están renegando delante de Dios por esos hijos. Cuando la Palabra nos enseña que:
«Los hijos que tenemos son un regalo de Dios. Los hijos que nos nacen son nuestra recompensa. Los hijos que nos nacen cuando aún somos jóvenes, hacen que nos sintamos seguros, como guerreros bien armados. Quien tiene muchos hijos, bien puede decir que Dios lo ha bendecido.» Salmos 127:3-5 TLA.
Los hijos son una bendición, no un problema.
El día que presenté a mi hijo ante el Señor, fue un día muy importante para mi vida como madre. Porque no se trató de un mero ritual de bendición para mi hijo, sino mi promesa y compromiso delante de Dios de esforzarme en ser el mejor modelo para él, quiero que mi hijo conozca a Dios porque lo ve en mí y que aprenda a amarlo mucho más de lo que yo lo amo.
Nuestros hijos son nuestra mejor razón para vivir una vida consagrada totalmente a Dios. Porque al final lo único que podemos dejarles es nuestro ejemplo de vida.
La mejor herencia que tenemos para darles es a Dios en sus vidas. ¡Comienza hoy!
Cinthya Jiménez de Yánez
Pastora y Consejera Familiar