domingo, 21 de enero de 2018

Mujer: ¡Eres más que lo que haces!

Ser mujer es hermoso! Tenemos la bendición de ser muy talentosas, multifacéticas y casi unas heroínas del hogar; sin embargo por ser tan talentosas puedo decir que SER MUJER ES MUY AGOTADOR!!! Casi siempre estamos haciendo algo para alguien más: el trabajo, los hijos, el esposo, la casa, la Iglesia...


Y después de todo esto ¿QUÉ NOS QUEDA? Pues nos queda un enorme cansancio, un enorme vacío personal aunque con una grata satisfacción de ser “útiles”. Y es por eso que muchas veces aunque estemos enfermas nos toca seguir adelante y cumplir, porque creemos que somos máquinas de trabajo y que NO TENEMOS DERECHO A PENSAR EN NOSOTRAS; pero mujer, nosotras somos mucho más que lo que hacemos. 

Muchas mujeres se sienten cansadas porque se la pasan queriendo agradar a todo el mundo haciendo cosas y lastimosamente muy pocas veces obtenemos un “gracias” y esto nos cansa. Y lo peor de todo es que a pesar de que parecemos máquinas trabajando y haciendo cosas NUNCA ESTAMOS CONFORMES CON LO QUE HACEMOS. Siempre tenemos quejas de nosotras mismas.

Las mujeres tenemos el mal hábito de compararnos con otras mujeres, y cuando ves que otra mujer que tiene la misma cantidad de hijos que tú (o hasta más) siempre anda bien arregladita, sus hijos impecables y quizá tú te sientes como una pelusa con pies, te sientes la peor mujer del mundo. Tenemos el mal hábito de sentirnos “malas madres” porque alzamos la voz y hasta nos daría vergüenza que alguien sepa cómo somos en casa. Nos sentimos “malas esposas” porque no pudimos atender a nuestro esposo como ameritaba porque tuvimos que atender una emergencia de cualquier tipo. Nos sentimos malas en lo que hacemos, nos sentimos malas por cómo nos vemos, nos sentimos malas por lo que hacemos y por lo que no hacemos, ¡Malas en todo!!! 

Lo que quiero decirte hoy es que nuestro valor no está supeditado a las actividades que realizamos, ¡LAS MUJERES NO VALEMOS POR LO QUE HACEMOS, SINO POR LO QUE SOMOS!. No importa qué tan mala madre crees que eres, para tus hijos la vida no sería la misma sin ti… para ellos ¡Eres única! No importa qué tan mala esposa crees que eres, ese hombre se casó contigo para que seas su compañera no su empleada doméstica así que ámalo y disfruta tu matrimonio. ¡Tú eres el sol de tu hogar!

Por mis problemas de salud a veces no puedo moverme y me he dado cuenta ahí en la incómoda quietud, que ¡MI FAMILIA ME SIGUE AMANDO IGUAL! Tuve que estar en cama obligatoriamente para darme cuenta que yo no soy lo que hago. Soy simplemente yo y debo amarme, conocerme, CONSENTIRME PORQUE MEREZCO UN ESPACIO PARA MÍ. Si no puedo darme un espacio a mí misma, no tendré suficiente para los que amo. 

Mujer, eres valiosa no porque tengas que demostrar lo bien que cocinas o cómo controlas un berrinche de tus hijos, sino porque en tu interior hay belleza, hay generosidad, hay nobleza, hay amor infinito por los tuyos. Dios te ha dado valor, te dignifica, te ama, te cuida, te consiente, te ha hecho bella. Entonces ¡Vale la pena cuidar esa belleza! Dedica tiempo para hacer algo que te gusta y recárgate de vida para seguir adelante. Tómate un descanso, disfruta de un buen café y que esté CALIENTE, PORQUE TE MERECES ESO Y MUCHO MÁS. 

Estás haciendo un excelente trabajo cada día porque lo haces con el corazón. Aunque nadie te diga “gracias” por hacer lo que haces, hay uno allá arriba a quien no se le escapa ni una sola de tus actividades diarias. Tu recompensa viene de Él y también al ver a tu familia bendecida cada día por tu abnegada labor. 

Mujer, respira… piensa en lo grandiosa y poderosa que eres al hacer el esfuerzo que haces y dale gracias a Dios porque puedes hacerlo. Disfruta tu loca vida, sonríe en medio del caos y recuerda: ¡ERES MÁS, MUCHO MÁS QUE LO QUE HACES!!! 

CINTHYA JIMÉNEZ DE YÁNEZ 
PASTORA Y CONSEJERA FAMILIAR 

miércoles, 17 de enero de 2018

Cristianos Zombies



Hoy en día están muy de moda las series y películas de zombies, personalmente no es un género que sea muy de mi agrado. El ser humano ha alucinado por muchos años con este tema de "los muertos vivientes"; sin embargo, creo que ya hemos estado viviendo esta experiencia y quizá no lo hemos notado.

Analicemos algunas características de los zombies: caminan aunque están muertos, se alimentan de gente viva, su condición se puede contagiar fácilmente y son realmente feos... cuando pienso en la Iglesia, me doy cuenta que tenemos "cristianos zombies" personas que van a la iglesia pero no tienen ningún tipo de vida espiritual como el estudio de la Palabra o búsqueda del Señor en oración; además se la pasan criticando a los que están sirviendo; contagian sus malas actitudes fácilmente porque contaminan a otros y son de mal testimonio para la Iglesia del Señor. 

Una de las pocas películas de este género que me ha parecido interesante es la película "Guerra Mundial Z". Llamó mucho mi atención el hecho de que los zombies no veían a las personas vivas que estaban enfermas. Y puedo usar esto como una analogía con los "cristianos zombies" en las iglesias, ya que estos son incapaces de ver la necesidad en las otras personas. Hay gente que necesita que le llevemos una Palabra de esperanza, que le demos la mano en momentos difíciles; sin embargo los "cristianos zombies" no los ven, porque lo único que quieren es saciar sus propias necesidades personales.

Algo más que pude ver en esta película es que para sobrevivir en un mundo de zombies tenían que contagiarse de una enfermedad y así pasar desapercibidos. Y es que es más fácil ser el "ayudado" que ser el "ayudador". Al ver tanta necesidad espiritual, para muchos es más fácil unirse al status qúo y pensar en sus propias necesidades antes que ayudar a otros. 

A través de esta reflexión no quiero que alguien se vaya de la Iglesia porque se identifica como un "cristiano zombie" más bien mi propósito es que reflexionemos y cambiemos porque lo que Dios quiere para nosotros es que tengamos una vida en abundancia (Juan 10:10). Vivimos en un mundo en donde debemos levantarnos para ser sal y luz y no quedarnos simplemente vegetando en la iglesia, cómodos o hasta sin vida espiritual. 

"Antes, ustedes estaban muertos para Dios, pues hacían el mal y vivían en pecado; Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios." Efesios 2:1‭, ‬5 TLA 

Este texto nos hace ver que hay un estado de muerte espiritual aunque estemos vivos físicamente; pero el deseo de Dios es que tengamos VIDA. 

Examinemos nuestra vida espiritual, reflexionemos sobre estas características de los "cristianos zombies" y no seamos parte de ellos. Llevemos vida a un mundo desesperado por ella. Vivamos en abundancia como es el deseo del Señor.

Cinthya Jiménez de Yánez 
Pastora y Consejera Familiar 

El Divorcio es un Espejismo





Hoy en día el divorcio se ha convertido en la salida más rápida ante un matrimonio infeliz. Muchos piensan que es su boleto de salida del infierno que algunos creen estar viviendo con su cónyuge; sin embargo, como muchos otros atajos en nuestra vida, el divorcio es un espejismo.

Las parejas que comienzan su separación piensan que es un "momento difícil" que se acabará cuando firmen un documento que los haga libres. Piensan que "es lo mejor para sus hijos" porque es mejor estar separados que ser infelices. Y así son muchas las ideas equivocadas que las parejas manejan sobre el divorcio. Hay muchos matrimonios que piensan que saben lo que se les avecina al enfrentar un divorcio y por más señales de advertencia que encuentren en el camino, terminan resbalando en el agujero interminable de consecuencias llamado "Divorcio".

En primer lugar, el divorcio promete "libertad y paz" cuando en la realidad lo que otorga es una enorme sensación de frustración, soledad, fracaso y dolor. Las personas que se separan deben enfrentar la sensación de haber fracasado en algo trascendental en sus vidas y los persiguen sentimientos de culpabilidad y pasan por las etapas normales de la crisis como cuando se enfrenta cualquier otra situación grave. 

En segundo lugar, el divorcio promete "una nueva oportunidad de comenzar y hacer las cosas bien" y en realidad lo que otorga es un ciclo de tropiezos amorosos en búsqueda del "verdadero amor". Muchas parejas se separan y luchan con su autoestima para tener el valor de comenzar una nueva relación. Y hay personas que son incapaces de estar solas y se dan cuenta de eso cuando se involucran en una y otra relación que les termina acabando lo poco que les quedaba. Y hasta llegan a pensar "mi espos@ era mejor que esto". Y ni hablemos de los efectos negativos que está conducta genera en los hijos, que se quedaron sin padres porque ellos ahora están en "búsqueda del verdadero amor". 

En tercer lugar, el divorcio promete "estabilidad en los hijos" cuando en realidad lo que ofrece es la ruptura total y permanente del mundo de sus hijos. El único mundo que sus hijos conocen es su familia, cuando los padres se separan, su mundo se viene abajo... en el corazón y mente de los hijos siempre va a existir el más grande y feroz monstruo de todos los tiempos: el divorcio de sus padres. Ellos siempre van a preferir que sus padres estén juntos, aunque su relación no sea perfecta, aunque no tengan todas las comodidades económicas; pero están juntos y eso es una enorme lección de vida para ellos; pero este punto es tema para un libro entero.

Definitivamente siempre hay casos especiales, hay casos donde existe violencia, infidelidad y vicios en donde se hace casi imposible continuar con el matrimonio; pero la mayoría de divorcios hoy en día se tratan de incapacidad para negarse a sí mismos y hacer feliz al otro. Y si era tan bonita la idea del divorcio ¿Por qué duele tanto? Porque como seres humanos somos egoístas y preferimos tener la razón antes que ceder y ser mejores. 

No digo con todo esto que es imposible superarlo, claro que con esfuerzo y ayuda de Dios se puede superar; pero después de un tiempo de restauración personal y familiar. Al menos los adultos pueden lograrlo aunque la huella en los hijos nunca desaparecerá. Los que han tenido que vivir esta dolorosa situación saben de lo que hablo.

El matrimonio no se trata de que mi cónyuge "me haga feliz" se trata de que es mi responsabilidad hacer feliz a la persona que amo. Dejemos el egoísmo a un lado, dejemos las indiferencias, hablemos como gente pensante y madura que decidió unir sus vidas hasta la muerte. Al final, nos va a salir más barato esforzarnos ahora y salvar el matrimonio, que enfrentarnos a la ola de problemas que conlleva un divorcio, porque no es una salida real... es un espejismo. 

Cinthya Jiménez de Yánez
Pastora y Consejera Familiar